miércoles, 2 de agosto de 2017

Antonio Díaz reseña Raven Stratagem, de Yoon Ha Lee

Después de habernos hablado de Ninefox Gambit, Antonio Díaz vuelve a ponernos los dientes largos con su continuación: Raven Stratagem. ¡Espero que os guste!

Banda sonora de la reseña: Sugiero leer esta reseña escuchando Ravenskill, de Dream Theater (Spotify, YouTube)

Recientemente ha sido publicada la segunda parte de Ninefox Gambit, Raven Stratagem, escrita por Yoon Ha Lee. Raven Stratagem es una novela muy distinta a Ninefox Gambit. Apenas comparten personajes, aunque el segundo libro sigue donde se quedó el anterior, y los nuevos personajes introducidos son el gran valor añadido de esta nueva novela. Mientras que en la primera parte casi todo el desarrollo de la historia tenía lugar a través de los ojos de Kel Cheris, Raven Stratagem cuenta con varios puntos de vista que comparten importancia y protagonismo. Desde el hexarca Shuos (indudablemente el más divertido) hasta varios oficiales Kel de diferentes rangos y en situaciones distintas y una pequeña colección de personajes de un solo capítulo. El uso de múltiples puntos de vista y en diferentes momentos (la novela incluye una breve selección de flashbacks) permite hacer lo que en Ninefox Gambit era imposible: ilustrar el universo de Lee. Ése es posiblemente el punto más fuerte de la novela. Lee decide invertir la mayor parte del tiempo en transmitir una imagen bastante clara de lo que es el hexarcado (ese misterioso ‘imperio’ del que sólo teníamos unas pinceladas en la primera parte). Se observa a muchos personajes que simplemente eran mencionados en la primera parte y alguno incluso tiene su propio punto de vista (el hexarca Shuos).

Sin embargo, este enfoque más social y de personajes viene en detrimento de una de las cosas más interesantes de la primera parte: el worldbuilding. Lee dedica mucho menos espacio a seguir profundizando en el extraño sistema de ‘guerra de calendario’, aunque se confirma lo que ya se sabía. Además, tampoco aparecen nuevas ‘armas exóticas’ en escena (armamento con unos efectos de lo más curioso y cuyo funcionamiento depende del calendario en el que se hallen).

Estos dos puntos dan como resultado una novela muchísimo más digerible que la primera. Se ve que el autor pensó que esos primeros capítulos (sobre todo el primero) habían echado atrás a algunos lectores y se ha decantado por un estilo más suave. Sinceramente casi lo echo de menos. He encontrado Raven Stratagem algo sencilla, aunque es cierto que venía preparado para algo bastante más duro y quizás eso ha afectado a mi percepción.

Aunque la ‘guerra de calendarios’ no tiene tanta importancia en esta novela, aún se le dedican las suficientes páginas a las herejías. Así se llama a las sociedades que se desvían del calendario establecido por el hexarcado y que adoptan uno propio. Una de las herejías presentadas resulta increíblemente fascinante por lo alienígena que resulta (a pesar de que no hay señal de extraterrestres en el universo de Lee), y pienso que se podría haber explotado más.

El autor sigue desarrollando su mensaje antimilitarista dedicando más páginas al ‘instinto de formación’. Este ‘formation instinct’ provoca que todos los miembros de la casta guerrera, los Kel, tengan que obedecer a un superior de forma inmediata, absoluta y sin vacilación. Incluso si este superior los conduce ante una muerte evidente. Explorando este concepto, Lee habla sobre lo absurdo de la guerra y los conflictos armados y las consecuencias de un estado en constante estado de guerra. En la novela, los Kel son a la vez asesinos y víctimas, atrapados en un círculo de obediencia ciega. El contraste es muy claro y se pone de manifiesto con la presencia de los ‘crashawks’, una rareza entre los Kel, ya que son miembros de la casta con un ‘instinto de formación’ débil o inexistente. Estos ‘crashawks’, a pesar de ser libres, se encuentran despreciados y marginados por sus colegas y sus posibilidades de ascenso son muy limitadas. ¿Cómo puedes confiar simplemente en la palabra y las acciones de alguien para saber si es leal? La única forma de lealtad es el sometimiento a una obediencia absoluta.

Además, también se teoriza sobre las consecuencias para la población de vivir en un estado con las características mencionadas (casi omnisapiencia, ultra paranoia, su propia inquisición y un gran desprecio por la vida humana) mediante el relato breve de la infancia de algunos de los personajes. Aunque la excusa es justificar las personalidades y las acciones de estos personajes en el presente de la novela, sin duda se aprecia su valor como pequeños recortes de la vida cotidiana en esta distopía que es el hexarcado.

En resumen, Lee sigue escribiendo de una manera sólida y un pelín florida (aunque me ha dado la sensación de que también hemos perdido algo de eso en este volumen), ha hecho un esfuerzo para hacer la obra más accesible (tampoco es que fuera tan complicada la primera) y ha desplazado el enfoque hacia otras materias. Me parece que, en global, me ha gustado un poco más que la primera, aunque por razones distintas. Para aquellos de vosotros que estéis pensando en introduciros en esta saga, os recomiendo un primer vistazo al relato “Extracurricular Activities”. Este relato gratuito, que podéis encontrar aquí, cuenta una pequeña historia sobre Shuos Jedao. En ella Lee hace gala de un sentido del humor que no encontré en Ninefox Gambit pero que está definitivamente presente en Raven Stratagem.

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